domingo, enero 16, 2005

MI VIDA COMO SPOCK


Larga y próspera vida.



Durante muchos años yo funcioné como un extraterrestre, como un vulcaniano. Mucha gente ha tenido alguna experiencia en interpretar. Algunos tuvieron más experiencia que yo; algunos han interpretado un personaje durante más tiempo. Pero dada mi intensa entrega a este personaje, y dada la naturaleza única de este extraterrestre, quizás sea de algún valor reconstruir la experiencia.
Seis años después de haber completado el papel, aún estoy afectado por el carácter de Spock, el oficial científico vulcaniano de la nave espacial Enterprise. Por supuesto, el personaje cambió mi carrera. O mejor dicho, me dio una. Me hizo próspero y me abrió vastas oportunidades. También me afectó muy profunda y personalmente, socialmente, psicológicamente, emocionalmente.
Lo que empezó como un trabajo necesario para un actor hambriento se ha convertido en una influencia constante y duradera en mi manera de pensar y mi estilo de vida.
En 1965 Gene Roddenberry estaba produciendo para la N.B.C. una serie titulada El Teniente. El protagonista era Gary Lockwood y la trama giraba en torno a sus aventuras como oficial de la Marina. Mi agente en aquel entonces, Alex Brewis, me había conseguido un papel como artista invitado.
Cuando el episodio finalizó, Gene Roddenberry le comentó a mi agente que estaba escribiendo el guión de una serie de SF y que tenía un papel que deseaba que interpretara yo. Mi agente me informó de ello, pero no presté mucha atención, asumiendo que pasaría cierto tiempo antes de que el guión alcanzase el estado de producción.
A pesar de todo, algunos meses después Gene me llamó y concertamos una cita. En esta primera cita pensé que iba a ser entrevistado para el papel. La conversación de Gene me dejó perplejo, parecía estar vendiéndome la idea de trabajar en la serie. Se tomó la molestia de guiarme a través del departamento de producción y de diseño escénico, mostrándome la naturaleza del trabajo que se estaba haciendo para la serie. Por encima de todo parecía intentar impresionarme con el hecho de que la serie se estaba preparando muy cuidadosamente y que iba a ser algo especial en televisión.
Estaba tan excitado con la idea de conseguir un trabajo fijo en una serie de televisión que intenté mantener la boca cerrada. Tenía la impresión de que cuanto más hablase más posibilidades tenía de perder lo que podía ser un trabajo fijo. Abandoné la oficina de Gene muy alterado y esperando que empezasen las negociaciones...
De hecho, los dados ya estaban lanzados y yo había de convertirme en Mr. Spock, hijo de Sarek, el vulcano, y Amanda, la científico terrestre, en la serie Star Trek.
Roddenberry y yo tuvimos numerosas reuniones para discutir la naturaleza del personaje y su historia. Los vulcanos habían sido gente violenta y emocional, lo que casi los llevó a su destrucción. Tomaron una decisión. La emoción iba a ser extraña a la naturaleza de los vulcanos. Gobernaría la lógica. Los vulcanos se distinguirían por el color de su piel, cabello y orejas puntiagudas. Una raza preocupada por la dignidad y el progreso, incorporando la cultura y los rituales del pasado y lo mejor que el futuro podía ofrecer. En Spock habría una mezcla de tensiones. La lógica y la falta de emociones de los vulcanos a través de su padre, Sarek, contra las emociones y los rasgos propios de los humanos de su madre terrestre, Amanda.
Estos eran ricos comienzos para un personaje de televisión, especialmente atrayentes para un actor cuyos ídolos eran Lon Chaney y Paul Muni. En aquel momento mi carrera no era exactamente lo que uno diría extraordinaria, pero me ganaba la vida como actor y profesor. Sobretodo, estaba muy orgulloso de mi reputación de sólido actor de carácter. Había alcanzado el punto en el que podía ser algo selectivo respecto a los papeles que estaba dispuesto a interpretar, aceptando sólo aquellos que tuviesen mérito y me diesen la posibilidad de interpretar gente dimensional. Además, aún no había leído ningún guión de Star Trek. Estaba muy preocupado por la posibilidad de verme envuelto en un carácter que podía mostrarse como un personaje infantil.
Discutí los problemas con Vic Morrow, un actor cuyo talento y juicio respetaba. Vic y yo repasamos los pros y contras de la situación e incluso pensamos en diseñar un maquillaje tan completo que Leonard Nimoy fuese totalmente irreconocible. De este modo yo podría hacer el trabajo, ganar el dinero y evitar el peligro de ser conectado con el carácter ridículo. Por supuesto no lo hicimos, y estoy muy contento con la manera en que el problema se resolvió. Pero aún hoy pienso que que hubiese sido divertido interpretar el personaje en secreto y ser misterioso e inalcanzable en mi vida privada. Podría haber sido la broma del siglo. Imagínense los titulares de los periódicos y revistas: "Un alienígena acepta aparecer en una serie de ciencia-ficción".
Así empezó todo. Iba a trabajar e interpretaba las escenas, recitaba los diálogos, aprendiendo a caminar, a hablar, a funcionar como un extraterrestre. Actuando, Observando, fijándome en la respuesta de los otros actores, equipo técnico y visitantes. Fue difícil durante mucho tiempo. La total comprensión del personaje sólo se podía encontrar en la totalidad del contexto. La rígida criatura de orejas puntiagudas no tenía sentido si no era percibida como parte de un todo: la historia en particular que estábamos filmado, la nave, la tripulación, los antagonistas, la entera reconstrucción de otro mundo, otro tiempo. En solitario, por piezas, fuera de contexto, se parecía peligrosamente a una broma.
A pesar de todo, empezaba a sentirme a gusto. Podía entender mi sitio, mi función en los guiones.